MITOS Y LEYENDAS SAUSALINAS
- El ahogado
Una leyenda tradicional de Sausal, posiblemente la más conocida entre varias. Según cuentan personas mayores, el espíritu maligno sale de una acequia y recorre la Calle Junín emitiendo gritos muy tristes. En una noche en el Club de Tiro de Sausal, un grupo de jóvenes trasnochadores experimenta un encuentro con este espíritu. Es aproximadamente medianoche, la calle está envuelta en neblina y vacía, cuando Olegario ve luces y humo de cigarros filtrándose desde el club. De repente, oyen un aullido de perros y un gemido lamentable. Aterrorizados, cierran la puerta y todos susurran comentarios sepulcrales mientras sienten la presencia del "ahogado". Los perros siguen aullando y la noche se paraliza. Finalmente, el lamento desaparece y los jóvenes corren a sus casas a contar lo sucedido. Según la leyenda, los perros son los primeros en percibir al espíritu y aúllan por temor. También se dice que la intensidad del grito del "ahogado" indica su proximidad: fuerte si está lejos y suave si está cerca.
- La tinaja rodante
La historia de un hombre mayor llamado Don "Ashuco", un trabajador y bohemio que no creía en lo sobrenatural y desafiaba el miedo a los espíritus. A pesar de su escepticismo, un día al pasar cerca del Cementerio General en Sausal, escuchó un sonido extraño y vio una tinaja rodando hacia el canal de la Calle Piura, transformándose en una persona. Este fenómeno, según testigos, ocurre los días martes y viernes. A partir de esta experiencia, Don "Ashuco" se volvió menos incrédulo pero no pudo dominar su arrogancia. Relató a sus amigos que seguía pasando por el lugar los días señalados para investigar el origen de la tinaja, convencido de que algo más que una simple explicación racional podría estar detrás de este evento.
- La mujer chismosa y la llorona
La historia de un pueblo llamado Sausal, rico en tradiciones y leyendas. En las noches de Luna Nueva, especialmente los días viernes o martes a medianoche, se dice que aparece una procesión de personas vestidas de luto por las calles Junín y Lima. Estas figuras llevan velas y entonan cánticos tristes, causando temor entre quienes las ven. Se cuenta que aquellos que se acercan a curiosear a menudo terminan muertos al día siguiente, o sufren graves problemas mentales.
En la segunda cuadra de la Calle Lima vivía una mujer conocida por ser chismosa, quien tenía fama de conocer todos los secretos de la gente de Sausal. Una noche, incapaz de resistir su curiosidad, salió a investigar la procesión. Cuando la "mujer llorona" se le acercó y le entregó una vela que resultó ser un hueso, la mujer chismosa se asustó tanto que decidió no volver a salir de su casa por las noches. Esta experiencia la dejó viviendo en un estado entre el día y la noche, obsesionada por conocer los secretos de los demás sin salir a las polvorientas calles de Sausal.
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